Los viñedos de Finca Rodma representan la esencia misma de la bodega, una fusión de naturaleza y cuidado meticuloso que da vida a nuestros vinos excepcionales. Ubicados en un enclave privilegiado en el corazón de la Ribera del Duero, estos viñedos se extienden por 14 hectáreas de terreno diverso y rico en matices.
Diversidad en altitud y terreno
Desde las suaves laderas hasta las crestas más elevadas, los viñedos de Finca Rodma abarcan una amplia gama de altitudes, que van desde los 650 hasta los 980 metros sobre el nivel del mar. Esta diversidad topográfica no solo confiere a los vinos una complejidad única, sino que también permite una maduración gradual y completa de las uvas, proporcionando una expresión rica y equilibrada en cada cosecha.
La tierra que sustenta estos viñedos es igualmente variada, con suelos calizos, arcillosos, arenosos y pedregosos que dotan a las uvas de Finca Rodma de una riqueza y profundidad incomparables. Esta diversidad de suelos se traduce en vinos con una paleta de sabores intrigante y una textura sedosa que invita a disfrutar de cada sorbo.
Clima privilegiado
El clima de la Ribera del Duero, con sus días cálidos y noches frescas, crea las condiciones ideales para el cultivo de la uva Tempranillo, la variedad estrella de la región. Esta combinación de factores naturales otorga a las uvas de Finca Rodma una calidad excepcional, permitiendo que cada cosecha refleje el carácter único del terroir y el cuidado artesanal que define a la bodega.
En resumen, los viñedos de Finca Rodma son mucho más que simples campos de cultivo; son el alma de la bodega, la fuente de su grandeza y la garantía de la calidad que distingue a sus vinos. Con su belleza natural y su dedicación al detalle, estos viñedos son un testimonio vivo del compromiso de Finca Rodma con la excelencia enológica.