El Susurro de Marzo: lágrimas de renacimiento en Finca Rodma.

En el corazón palpitante de la Ribera del Duero, bajo el firmamento de Quintanilla de Arriba, nuestra bodega boutique Finca Rodma, custodia de tradiciones y refinamiento, se adorna con el fenómeno más poético que la naturaleza nos concede: el lloro de las vides de Tempranillo. Este evento, lejos de ser una mera curiosidad botánica, es para nosotros un ritual de renacimiento, un lienzo viviente que preludia el ciclo de vida que se renueva.

Oda a la savia: elixir de vida

Con la llegada de marzo, asistimos al despertar de la savia, ese elixir de vida que brota melancólicamente a través de las cicatrices dejadas por la poda invernal. Este llanto vegetal, cristalino y puro, es celebrado por nosotros con una mezcla de asombro y gratitud. Es la promesa palpable de la vitalidad que renace, del esfuerzo que se transformará en fruto, en aroma, en sabor.

La danza del cuidado: artesanía de las vides

En Finca Rodma la llegada del lloro marca el inicio de una danza delicada, una coreografía de cuidados minuciosos que trata cada cepa de Tempranillo como si fuera una obra de arte. Este momento es una llamada a afinar nuestra sensibilidad, a ejercer nuestra sabiduría agrícola con una precisión casi divina, para asegurar que el ciclo que se inicia culmine en la expresión más sublime del vino.

Compromiso inquebrantable: la búsqueda de la perfección

El lloro no es solo un fenómeno natural; es un símbolo de nuestro compromiso inquebrantable con la excelencia. En cada gota de savia que se derrama, vemos reflejado el espejo de nuestra pasión, el reflejo de nuestro dese de trascender, de crear vinos que no solo se degusten, sino que se vivan, que se sientan, que narren la riqueza de nuestra tierra.

Renacimiento y fidelidad: juramento a la tierra y al vino

Mientras nuestras vides derraman sus primeras lágrimas, renovamos nuestro juramento de fidelidad: a la tierra que nos acoge, a cada vid de Tempranillo que cultivamos y, sobre todo, a ustedes, nuestra familia. Este lloro marca el alba de un nuevo ciclo, en el cual cada acción nuestra está creada con la promesa de alcanzar la excelencia, de honrar el legado de nuestra tierra.

Epílogo: la esencia de la excelencia en cada copa

Aquí cada botella es un compendio de historias, de ciclos y de renacimientos. Buscamos, con cada añada, no solo capturar el sabor, sino también la esencia y el alma de nuestro entorno, ofreciendo un vino que es un viaje, una exploración, un descubrimiento.

Somos más que una bodega; somos el lugar donde la tradición se encuentra con la innovación, donde cada gota de lloro es el inicio de un poema que se completa en la copa, un poema que invitamos a descubrir, a degustar, a celebrar. Con cada lloro, con cada lágrima de savia, nos reafirmamos en nuestro sueño: compartir con el mundo la belleza inefable de un vino que es, en esencia, un trozo de la Ribera del Duero.