Poda en Finca Rodma

Febrero enmarca un periodo crucial en el ciclo de la vida del viñedo: la poda. Este meticuloso proceso, realizado en el silencio del invierno, es fundamental para garantizar la calidad y la vitalidad de nuestra próxima cosecha. 

La poda es mucho más que un simple corte. Es una técnica refinada, una conversación silenciosa entre la persona que lo poda y la vid. Con cada corte, se forma la base de lo que serán los racimos de nuestras uvas tempranillo, y con ello, la esencia de Finca Rodma. 

Este proceso, esencial para garantizar la calidad de la futura cosecha, se compone de varios aspectos clave. 

Planificación y Momento Óptimo 

La poda, ejecutada en el silencio del invierno, requiere de una sincronización perfecta. Elegimos el momento en que la vid descansa, cuidando de evitar las heladas tempranas o tardías. En Finca Rodma, este instante suele ser a principios de febrero, una elección dictada por el ritmo de la naturaleza y las peculiaridades climáticas de la Ribera del Duero. 

 Selección de Sarmientos 

En este acto, nuestros encargados del campo, como guardianes de un legado, seleccionan con sabiduría y delicadeza los sarmientos que serán podados y aquellos que permanecerán para dar vida al nuevo ciclo. Esta elección no es solo una cuestión de técnica, sino una forma de arte que determinará la calidad de la uva que cosecharemos. 

Influencia en la Calidad del Vino 

 Esta cuidadosa intervención tiene un efecto directo y profundo en la calidad nuestros vinos. Al controlar el rendimiento de la vid, se puede influir en la intensidad y complejidad de los sabores y aromas de las uvas, en este caso nuestra uva tempranillo, un aspecto crucial para nuestros vinos de Finca Rodma. Más allá de la próxima cosecha, la poda es una expresión de respeto y cuidado hacia el viñedo. Asegura la salud y longevidad de las vides, reflejando la filosofía de sostenibilidad que impregna la cultura vitivinícola de nuestra bodega. 

Este refinado procedimiento, lo llevamos a cabo con devoción y conocimiento, no solo preparamos el terreno para la venidera vendimia, sino que celebramos la profunda y eterna conexión entre el hombre y la viña, un ritual que simboliza el espíritu y la esencia de la viticultura en Finca Rodma.